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Suspiros de Alcázar

En la noche veraniega ni el vientecito que corre es fresquito, como venimos comprobando estos últimos días. En el caminar, uno escucha los árboles moverse dentro de la muralla del Alcázar, el murmullo de sus hojas bien parece un suspiro. Las fuentes moras, el viento que corre entre las esquinas de sus edificios... todo son suspiros.

Más allá de esta cálida brisa, sólo nos queda esperar que se nos dé un respiro... un poquito de fresquito, aunque como bien citaba Francisco Robles en la noche de ayer "la noche no mueve su abanico"...

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